Este experimento es algo que hago
casi todas las noches. En estos días que me voy a la cama y no consigo quedarme
dormida, me pongo a divagar en mis pensamientos… hasta que concilio el sueño.
En esos pensamientos hay de todo: cosas buenas, malas, peores, felicidad,
angustia, tristeza, sonrisas… muchas veces incluso llega a darme miedo todo lo
que se cuece en mi cabeza.
Pero lo que más suelo pensar es
en eso, en otras vidas, en cómo sería yo, dónde habría nacido, dónde me habría
criado, con quién, cuándo… me imagino que no soy morena, que no vivo en España,
que soy alta… o que no vivo en mi casa, ni con mi familia, ni tengo estas
amigas, muchas cosas que forman vidas nuevas.
Una de las que imagino es:
“¡Oh! Me llamo Catalina, soy millonaria,
rubia, tengo el pelo rizado, una mansión increíble, tengo 24 años, cuatro
hermanos y dos hermanas, vivo con mis padres en EEUU y, por supuesto, ¡de lujo!
Mis padres han trabajado siempre juntos desde casa y mis hermanos son todos
mayores que yo. Yo ahora no vivo con mis padres, sino en un chalet cerca de mi universidad
con mis amigas, que son iguales que yo. La verdad es que se vive bien con
ellas, todo es felicidad, todos los días nos vamos de marcha con nuestros
amigos. Casi todas ellas tienen novio y se van a casar ya, pero yo prefiero
estar soltera y no tener ningún compromiso por el momento, eso de bodas, hijos…
me viene muy grande. Soy una estudiante que saca muy buenas notas…”
Ahora borro
eso y comienzo de nuevo:
“Ahora me llamo Nerea, soy castaña, tengo el
pelo muy, muy largo, vivo en un piso que casi se cae a trozos y lo hago con mi
madre y mi hijo, no conozco a mi padre, según me contó mi madre, él se fue
cuando yo nací. Tengo 21 años, tengo un hijo y vuelvo a estar embarazada. No tengo
estudios porque nunca me han importado y me paso el día en casa limpiando o no
haciendo nada. Me casé a los 19 años porque me quedé embarazada, pero me
divorcié hace unos meses, la verdad es que estoy mejor sola. Nunca he sido la típica
niña pija que lo tiene todo, más bien sería al revés, no he tenido casi nada en
esta vida puesto que mi madre tuvo que criarme a mí y a seis hermanos más, y tuvo
el primero con tan sólo 15 años...”
Y otra vez:
“Esta vez tengo 40 años, me llamo Julia y
estoy en la cárcel. Sí, en la cárcel porque maté a tres personas hace año y
pico. Soy morena, bajita y tengo el pelo rapado, estoy llena de piercings y tatuajes
molones. Comparto celda con un tío que a veces hasta me da miedo, pero me estoy
haciendo amiga de él. Estoy en la cárcel de Alcatraz, y el sitio está chulo,
aunque los policías son muy brutos. Nadie viene nunca a visitarme, ya que mis
hijas viven con su padre porque no quería que yo las viera, valiente capullo. Mi
madre no quiere ni verme, dice que le doy miedo y hermanas no tengo, pero me
gusta mucho mi forma de vivir, y, la verdad, es que aquí tampoco se está tan
mal: me dan de comer y cenar todos los días (y es mejor que lo que comía cuando
estaba vagabundeando por la calle), hay un gimnasio, duchas, y se hacen nuevos
amigos. Mi abogado dice que me sacará de aquí, aunque lo veo difícil porque
están pidiendo mi pena de muerte en la silla eléctrica por los asesinatos y
varias denuncias que tengo de cuando era joven. Si creen que me voy a acojonar
la llevan clara, a mi nada me da miedo…”
Y una nueva
vez:
“Esta vez vivo en el siglo XX en Alemania y me
está tocando vivir la II Guerra Mundial. Me llamo Anna y tengo el pelo cortito
y muy mono, aunque últimamente no lo estoy cuidando mucho porque no puedo
ducharme, mi mamá dice que todo va bien, pero yo veo que no. Vivíamos en un
piso que estaba muy bien decorado y me encantaba, yo tenía todos mis juguetitos
y me lo pasaba fenomenal. Pero soy judía, y, por lo visto, tengo un problema…
Tengo 6 años y ahora estoy sola, han matado a toda mi familia y creo que
quieren hacer lo mismo conmigo… pero he cogido a mi osito de peluche y él me
protegerá, lo sé. Ahí están, buscando algo, no sé por qué hacen eso, ¡¿qué quieren?!
No entiendo nada, ojalá estuviera aquí mi familia, conmigo. Se van, parece que
no vuelven, yo salgo de mi escondite y no hay nadie… estoy muerta de miedo y no
sé dónde ir ni qué hacer. De repente aparece una niña que conozco, ¡oh! Es mi
vecina y amiga, tiene mi misma edad. Nos vamos a la calle a escondernos, pero
nos ven los señores malos y se escucha ¡pum, pum!...”
Me despierto de mis pensamientos
con el corazón acelerado… he pasado de ser una mujer muy feliz a morirme por
una guerra.
En la primera vida, soy la típica
niña de mamá y papá, la que tiene todo
lo que quiere, cuándo lo quiere, cómo lo quiere y dónde lo quiere. Esta vida
está fenomenal, ¿no? no tengo líos, ni problemas, mi familia vive de lujo y yo,
por supuesto, también, y encima ¡vivo en
EEUU!. Era rica, me querían y no tenía ninguna enfermedad ¿qué más se puede
pedir? Salud, dinero y amor son las tres cosas más importantes en la vida y ¡yo
las tengo! A mi parecer, es una vida que no querría, este tipo de personas no
suelen importarle nada, todo les da igual, no quieren a nadie, sólo piensan en
dinero, fiestas, ropa… y su mayor problema es si no pueden ir a jugar al golf,
ir a cenar a su restaurante favorito… problemas graves como puedes ver ¿eh?...
La segunda vida tampoco me
gustaría vivirla, es un poco problemática ¿no? No me gustaría tener la mala
suerte que tuvo Nerea en su vida. La típica familia cani en la que ni estudian, ni trabajan, no hacen nada bueno en sus
vidas, se pasan el día en la plazoletita con el porrito y el litro y no saben
lo maravillosa que puede llegar a ser esta vida. Este tipo de personas suelen tener
muy mala educación, pero bueno se han criado así, han tenido esa mala suerte o
buena para algunos.
La tercera es una vida bastante
mala, no quiero pasar por el vagabundeo en las calles ni matar a nadie. Esa
Julia tiene que estar muy loca y no quiere a nadie, supongo que no le habrán
dado cariño en toda su vida, de lo contrario no sería así, seguro. No me
gustaría tener que pisar ese sitio ni siquiera para visitar a alguien… pero
bueno se lo merece, ¿no?, que no hubiera matado a nadie.
La última me da mucha pena, ella
no tiene la culpa de nada, simplemente tiene una forma de vivir que, por culpa
de un señor (si es que se le puede llamar así) terminará por llevarle a la
muerte. Está sola y es muy pequeña, pobrecilla. Obviamente, no me gustaría
vivir eso, tiene que ser muy doloroso, sobre todo porque han matado a tus
padres y tú, sin poder evitarlo, lo has visto… se me erizan los vellos de tan
sólo pensarlo…
Pero, ninguna de estas vidas, por
maravillosa, trágica o mala que sean no se pueden comparar con la mía. Me da
igual tener dinero, estar sola en un sitio del que no puedo salir, llevar una
vida muy mala, tener un hijo muy joven… todo eso no importa, porque, cuando
abro los ojos, en la cama de al lado veo a mi hermana pequeña, escucho a mi
madre y a mi otra hermana hablar, veo las fotos y veo a un novio maravilloso, a
unas amigas increíbles… a una familia que no cambiaría por nada en el mundo. Mi
vida tal vez no sea la mejor del mundo, pero lo que sí que es lo mejor es a las
personas que tengo a mi alrededor, las que me preocupan y a las que quiero. Eso,
eso no lo cambio yo ni por todo el oro del mundo, y puede que, para alguna gente, no viva bien,
y es verdad, no vivo bien, vivo maravillosamente bien, con mi familia, novio y
amigas. Sin ellos no sería nada de lo que soy ahora.